Clásicamente hay dos tipos de abordajes para el tratamiento del tabaquismo:
Psicológicos o conductuales: se basan en las percepciones erróneas y conductas asociadas al consumo de tabaco, haciendo consientes las motivaciones ocultas en fumar junto con herramientas conductuales y motivacionales se puede lograr dejar de fumar.
Médicos: el tratamiento se basa en la sustitución de la nicotina (terapias de reemplazo de nicotina) a través de medicamentos, parches, chicles, etc. Al erradicar los síntomas de abstinencia se puede lograr el objetivo de dejar de fumar.
Típicamente estas terapias se ofrecen de manera separada y aunque las dos tienen muy buen porcentaje de éxito lo cierto es que en conjunto se observa el mejor resultado. Además que en ambos abordajes dejan de lado los problemas de ansiedad o depresión.
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